Francisco Lacalle Undurraga
Diseñador Industrial, artista visual
Editorial
Lectores de Laboriocio, de nuevo con ustedes, para continuar descifrando los enigmas del cuerpo, en esta ocasión bajo el título del Eje 3 de nuestras Jornadas: Los acontecimientos libidinales del cuerpo durante el desencadenamiento: “fenómenos en eclipse”.
¡Qué decir de lo que enseñan los desencadenamientos! Ana Viganó, Presidente de la NELcf, en su calidad de compiladora del libro “Construcciones sobre lo imposible”, también “construye” para responder a la pregunta sobre el lugar que podrían tener los desencadenamientos en la construcción de un caso.
¡Qué leer en la Bibliografía de las Jornadas! En la primera escansión del Seminario de la NELcf realizada en Chile, Laboriocio escuchó con atención y pregunta sobre el desencadenamiento a Freud, Lacan y Miller, ellos responden, basta leerlos en la Bibliografía de las Jornadas.
¡Qué cuerpo se des-amarra! Cuerpos que danzan por el aire, estética libidinal del cuerpo, que se amarra y desamarra de otras maneras; basta con apreciar a Volaré. También el cuerpo del lenguaje ¿puede una ortografía propia romper el cuerpo del lenguaje? Laboriocio se pregunta causado por el dibujante y pintor ecuatoriano Miguel Varea.
Lectores ¡¿Se han preguntado por la libido desencadenada en un fenómeno psicótico del cuerpo durante una entrevista de presentación de enfermos…?! Escuchen a Susana Dicker, psicoanalista en Guatemala.
Claudia Velásquez
Coordinadora del Boletín Laboriocio
“Milagros Divinos”
Laboriocio pregunta a Ana Viganó, Presidente de la NELcf, psicoanalista en Ciudad de México, AME, miembro de la AMP y de la NELcf.
En tu contribución a Construcciones sobre lo imposible, libro recientemente publicado y del cual eres compiladora, despliegas algunas articulaciones que esclarecen la relación entre la práctica del control y la construcción de un caso; a propósito de ello te preguntas “¿qué es lo que el caso hace pasar?, ¿qué aprendemos con esto?, ¿qué nos enseña?” (p. 172). Tomando lo anterior como punto de partida y situándonos en las coordenadas del desencadenamiento y los fenómenos que toman al cuerpo, ¿podrías decirnos algo sobre el lugar que tienen o en el que convendría ubicar tales acontecimientos en la construcción de un caso?,¿cómo servirse del control no solo para circunscribirlos, sino también para hacer pasar algo de eso que enseñan?
Responde Ana Viganó…
El objetivo de la presentación de casos es que sirva a la transmisión de una enseñanza para la comunidad analítica y esto es bajo una pregunta insistente: lo que el psicoanálisis enseña, ¿cómo enseñarlo?
Si la psiquiatría clásica desarrolló una excelente clínica de la mirada de la que aún nos servimos, el psicoanálisis aporta una clínica de la escucha, que tiene como efecto que puedan apreciarse matices decisivos. Cuando alguien habla de sus sufrimientos, sus síntomas, de lo que padece, con un otro capaz de escucharlo con esas grandes orejas de las que habló Lacan, empiezan a suceder cambios, a veces sutiles, o incluso momentos de revelación que sorprenden por su novedad pero, sobre todo, por sus efectos. No se trata, evidentemente, de construir estadísticas. Pero tampoco alcanza, aunque es un inicio, ponerlos en relación con ciertos aspectos de la biografía que son evocados o relatados, sino poder situar qué significaciones adquieren para la vida de la persona que los sufre, o qué tipo de transformaciones han producido en esa vida. Eso implica que no se trate solo de un registro, del orden de lo visto —aun cuando se haya oído—. Pasar del “ver» incluso lo escuchado, a “leerlo”, analíticamente.
Yendo a lo preciso de su pregunta, Miller hace hincapié en la diferencia entre el “acontecimiento de cuerpo”, que remite a una definición general del síntoma, y los llamados “fenómenos de cuerpo”. Estos últimos desbordan la dimensión significante, no están subjetivados y el análisis podría servir para que alguna subjetivación advenga. Pero el hecho de que un “fenómeno de cuerpo” desborde la dimensión significante no quiere decir que no se inscriba en una lógica. Y nos advierte, también, que no se puede estar excesivamente embrollado por el cuerpo para hacer un análisis. Hace falta que el embrollo pase a la simbolización, para lo cual es necesario, a veces, un trabajo preliminar orientado por el psicoanálisis. Que haya analista en el clínico puede permitir ese abordaje. Esto solo puede darse en una clínica que considere la transferencia como esencial a la experiencia misma.
Los “fenómenos de cuerpo” pueden ser transitorios, como eclipses, o instalarse permanentemente, a modo de sinthomes que ordenan la vida del sujeto. En el análisis de cualquier parlêtre pueden leerse múltiples ecos en el cuerpo del hecho de que hay un decir, pero hay los que aparecen y desaparecen, y los que permanecen a través del tiempo. Esto solo puede saberse por los dichos de quienes los han vivido, en especial por el modo en que eso se dice.
Los “fenómenos de cuerpo” en las psicosis y sus consecuencias nos enseñan de manera paradigmática, sobre la dimensión de síntoma como acontecimiento de cuerpo, situando tanto la causación lógica de sujeto que de allí se desprende, en tanto respuesta, como el núcleo de goce que allí anida. De ahí la importancia que tiene su localización y transmisión en los casos, tanto para la clínica de las psicosis como para el psicoanálisis en general.
Laboriocio pregunta a la Bibliografía de las Jornadas NELcf 2024, en su Primera entrega.
En el marco de la primera escansión del Seminario de la NELcf 2024 realizado en Santiago de Chile, de la exposición de Silvia Salman, resonó para Laboriocio un deslizamiento que tomamos en su sutileza, pero también en su seriedad. Escuchamos que la noción de las psicosis como una estructura deficitaria, desde una perspectiva simbólico-imaginaria, nos obliga a volver sobre cuestiones de estructura; y al hacerlo, encontramos un desencadenamiento fundante entre el significante y el goce. De ello se puede inferir entonces, que habría un déficit en toda estructura, frente al cual se producirían arreglos particulares que, cada uno, echa a andar.
Siguiendo esa pista y advertidos de una época que muestra a cielo abierto ese desgarro fundante, ¿podemos decir que es sobre dicha cuestión que las psicosis nos enseñan y orientan?
Fuimos, entonces, a la primera entrega de la Bibliografía realizada para las Jornadas, para buscar allí algunas piezas de la mano de Freud, las enseñanzas de Lacan y la brújula de Miller, que diesen una orientación sobre la pregunta planteada. Y he aquí algunos hallazgos:
“Sostiene haber recibido esta misión directamente por inspiraciones divinas, tal como los profetas nos lo enseñan en su caso; es que unos nervios más desequilibrados, como lo han estado los suyos desde hace tiempo, tendrían la propiedad de ejercer sobre Dios un efecto de atracción; ahora bien, sostiene tratarse de cosas que no pueden expresar en lenguaje humano o es muy difícil hacerlo, puesto que se situarían fuera de toda experiencia humana y sólo a él le habrían sido reveladas.”
Freud, S., “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente” (1911 [1910]), Obras completas, Vol. XII, Amorrortu ediciones, Buenos Aires, 2011, p. 17.
Leemos ya en Freud por qué el delirio resulta paradigmático para hablar de la locura de cada cuerpo hablante. El delirio es una forma de tratamiento, un abordaje de borde, del punto en que no existe la relación entre el significante y el goce. Punto, de la mano de Schreber, que no logra ser alcanzado, expresado, por el lenguaje.
“La Verwerfung será pues considerada por nosotros como preclusión (forclusión) del significante. En el punto donde, ya veremos cómo es llamado el Nombre-del-Padre, puede pues responder en el Otro un puro y simple agujero”.
Lacan, J., “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”, Escritos 2, Siglo veintiuno editores, Buenos Aires,1987, p. 540.
La forclusión, mecanismo propio de las psicosis, nos enseña que, no sólo lo imaginario está atravesado por el significante, sino que el propio significante está agujereado. Agujero que, en su relación a lo simbólico, llamamos a minúscula, y en su relación al cuerpo hablante llamamos goce, goce no significantizado.
“La singularidad del sinthome existe en cada uno, pero está recubierta. Uno se empeña en encarnar algo muy distinto: su trama, su destino, la herencia de su familia, un gran personaje, ideales. Joyce —¿elección o no?— se mantuvo encarnando el sinthome en el espacio del desabonamiento del inconsciente, y de este modo mostró algo que la clínica disimulaba”.
Miller, J.-A., Sutilezas analíticas, Paidós, Buenos Aires, 2021, p. 93.
Siguiendo esta cita de Miller y tomando como un hecho el “desencadenamiento fundante” que propone la pregunta, podríamos decir que el sinthome de cada sujeto es ese anudamiento singular realizado sobre aquel desgarre fundante entre significante y goce. Cabe subrayar que se trata de un anudamiento encarnado. Si bien esto podría valer para todo sujeto, la psicosis en particular lo enseña, lo devela, des-cubre que tras todo lo que un sujeto pretenda encarnar, está aquel desgarre.
“a-marras”
Miguel Varea (1948-2020) dibujante y pintor ecuatoriano. Un artista cuya obra se funda en la crítica e irreverencia con la sociedad, que propone una mirada que altera las formas del mundo, que consigue integrar letras y textos en medio del dibujo. Sus palabras en la voz de Estela Castillo, integrante de la Comisión de Laboriocio.
Video de la academia de danza aérea Volaré, del Municipio de Envigado (Antioquia-Colombia) de esos cuerpos que para el psicoanálisis son “piezas sueltas”, que recoge Andrés Amariles, integrante de la Comisión de Laboriocio.
“Yo inventé…”
Laboriocio pregunta a Susana Dicker, psicoanalista en ciudad de Guatemala, AME, miembro de la AMP y de la NELcf.
Miller en «Embrollos del cuerpo”[1], a propósito de los “fenómenos del cuerpo”, distingue los “fenómenos permanentes de cuerpo”, esos que pudieran llegar a ordenar la vida de un sujeto, -hasta el punto de funcionar como suplencias a la forclusión del Nombre del Padre-, de los «fenómenos en eclipse»: que perturban de forma transitoria el cuerpo de un sujeto psicótico, y que pueden apreciarse en momentos de desencadenamiento…
Contando con tu experiencia en el campo de investigación en “Presentación de Enfermos”, Laboriocio quiere preguntarte: ¿Tienen algún lugar estos fenómenos de cuerpo en este dispositivo, inventado por Lacan? ¿Cómo cuidar que una “Presentación de Enfermos” no precipite un desencadenamiento en el sujeto psicótico?
Responde Susana Dicker
Comisión Laboriocio
Coordinadores
- Jessica Jara y Claudia Velásquez
- Participantes
- José Luis Obaid
- Estela Castillo
- Edgar Vázquez
- Andrés Amariles
[1] J.-A. Miller, “Embrollos del cuerpo”, Paidós, Buenos Aires, 2016, p. 110.