Argumento
El psicoanálisis desde Freud se ha implicado en el cuerpo. En Tres ensayos para una teoría sexual[1] (1905) se demuestra que el cuerpo no es el de la forma sino el de la pulsión. Su causa material, pulsional, no se somete al saber del yo, no se deja dominar por lo simbólico ni se acomoda al sentido. El psicoanálisis tiene instrumentos conceptuales para nombrar la pulsión, la representación[2] y el significante que se “embrolla” en el cuerpo de cada sujeto. Este sujeto que le concierne al psicoanálisis no es el sujeto cartesiano que trata de no dejarse embrollar por el cuerpo, sino un cuerpo hablante que, en tanto tal, goza. Este cuerpo que goza es para el discurso analítico una ocasión de saber leer lo que en cada cuerpo se escribe, a pesar de estar tomado por el discurso médico y capitalista que lo homogenizan.
La función de la imagen y lo simbólico para el cuerpo
Lacan precisa la función del cuerpo en El estadío del espejo como forjador de la función del yo…,[3] (1949) al registrar que la cría del hombre no se reconoce en el espejo hasta un momento fundamental en el que se produce una identificación, a partir de la cual el sujeto asume una imagen que se apoya en el cuerpo –lo que conlleva una transformación que será la matriz del hacerse objeto en la dialéctica del deseo y de la identificación con el otro deseante–. Más adelante, en El Seminario 22 R.S.I. (1975) Lacan se refiere al uso del cuerpo hablante que goza, para proponer que tanto el cuerpo como objeto de deseo, así como la localización del goce en un lugar o una función del cuerpo, funcionan en el psiquismo con un efecto de anudamiento equivalente a la atribución que le hace el lenguaje. “No sea solo lo simbólico lo que tenga el privilegio de los Nombres-del-Padre. No es obligado que la nominación esté conjunta al agujero de lo simbólico”.[4]
El cuerpo del niño
En la Alocución sobre las psicosis del niño (1967) y en Nota sobre el niño (1969) Lacan advierte sobre las capturas fantasmáticas en las cuales el niño y su cuerpo pueden quedar presos, más aún cuando está afectado por alguna cuestión orgánica, y en otras situaciones en las que el deseo que lo hace existir no se encarna en la metáfora paterna. Por lo tanto, el cuerpo del niño responde al objeto a de un fantasma ajeno. En efecto, “lo que concierne al discurso analítico es el sujeto, el que, como efecto de significación, es respuesta de lo real”.[5]
Corporización
En El Atolondradicho (1972) Lacan señala que el cuerpo se presta a recibir la marca significante que proviene del Otro cuando éste lee un más allá del cuerpo, lo que llega a provocar un lugar de inscripción. Se refiere al efecto del significante sobre el cuerpo, cómo lo afecta y afecta precisamente a su goce. Es el efecto de lo que J.-A. Miller llama la “corporización significante”.[6]
Ahora bien ¿Cómo se escribe el ser de goce en y con el cuerpo en las psicosis? Sugerimos, como un aperitivo para nuestra próximas Jornadas, tres líneas a partir de tres momentos en la enseñanza de Lacan, y un cuarto momento a partir del concepto de “psicosis ordinaria” introducido por J.-A. Miller, que anudan cuerpo y psicosis:
- Al inicio de su enseñanza, en De una cuestión preliminar…,[7] se abordan las psicosis a partir del déficit de la norma edípica y del falo que demuestra la forclusión del Nombre del Padre, con los efectos de desencadenamiento en el momento en que el sujeto es llamado a asumir una función. En El Seminario 3, Las Psicosis –más allá de su lectura del caso Schreber–, se despliega la perspectiva respecto de cómo es tomado el cuerpo de goce por la significación delirante.
- Las presentaciones clínicas que Lacan realizó fueron la ocasión para reconocer que lalengua del parlêtre es su cuerpo hablante, que el psicótico no está fuera del lenguaje, pero que, sin embargo, está habitado por la lengua de un modo singular, es decir sin una “intención comunicativa”. Este material permite situar la forma como el cuerpo del analista se deja usar para así captar los trazos de los goces que determinan la existencia de un parlêtre, más allá del sentido.
- Hacia el final de su enseñanza, sus estudios sobre Joyce en El Seminario 23, El sinthome le permitieron dar cuenta de algunas formas de psicosis, menos delirantes y con fenómenos del cuerpo sutiles, que pueden crear sus propias formas de estabilidad por fuera de la condición delirante, a través de sus anudamientos.
- El psicoanálisis de orientación lacaniana continúa su trabajo de investigación a partir de la introducción por Jacques-Alain Miller de la noción de psicosis ordinaria,[8] que reconoce el canon distinto al de las psicosis clásicas a nivel de un auto-tratamiento. Estabilización favorecida por los singulares efectos de creación que siguen las piezas sueltas[9] separadas del Todo y del Otro (que no existe), y donde los fenómenos de corporización son prevalentes en la forma como se representa el sujeto; la “juntura íntima” expuesta en el fenómeno del cuerpo.[10]
El cuerpo en el desencadenamiento y en la estabilización, el analista y la transferencia
El cuerpo en su externalidad, propia de algunas psicosis, participa no solo en el desencadenamiento del goce en variados fenómenos del cuerpo, acompañados o no de alucinaciones y otros fenómenos de des-anudamiento a los que J.-A. Miller[11] llamó “fenómenos en eclipse”, sino que también participa en los posibles tratamientos, arreglos “permanentes” del sujeto con relación a lo real, es decir, hace “suplencia a la forclusión del Nombre del Padre”.[12] Miller anota que el Nombre del Padre puede ser reemplazado por un “fenómeno del cuerpo”,[13] que es una forma posible como el sujeto hace con ese goce para el cual no tiene sino esa representación. Esto puede ocurrir o no bajo transferencia, ocasión esta última en la que hay que reconocer cómo el cuerpo del analista está implicado.
Contrapunto Schreber-Joyce
El contrapunto Schreber-Joyce[14] y el campo de las Psicosis ordinarias reabren para estas Jornadas de Escuela un abanico de posibilidades a-leer desde la práctica analítica que transmite los efectos de creación y la orientación a través de la clínica del sinthome como un reverso de la biopolítica.[15]
Las XIV Jornadas de la NELcf serán una ocasión para considerar la relación que el sujeto psicótico sostiene con su cuerpo, cómo se las arregla con lo que le es posible a partir de los recursos de su estructura. Él también está confrontado a hacerse a un cuerpo de goce que le sea manejable frente al goce del Otro y al goce Otro. Nos enriquecemos, en la clínica, con lo que nos enseñan la pluralidad de invenciones y el trabajo considerable que hacen éstos sujetos para entender y vivir la corporeidad, controlarla, padecerla o afirmarla.
[1] Freud, S., Tres ensayos de teoría sexual, Obras Completas, Vol. VII. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1996.
[2] La representación para Freud, Vorstellung, se caracteriza por ser el elemento que da contenido a las diferentes instancias psíquicas como la identificación, el fantasma, además de ser el registro en el que se establece una ligazón con el afecto.
[3] Lacan, J., El estadio del espejo como formador de la función del yo, tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica, Escritos 1. Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 2014, p. 99.
[4] Lacan, J., Seminario 22, R.S.I. Clase del 14 de abril 1975. Inédito.
[5] Lacan, J., El Atolondradicho, Otros escritos, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 483.
[6] Miller, J.-A., “Biología Lacaniana”. La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2003, p. 299.
[7]Ibíd.
[8] Cfr. Miller, J.-A. y otros, La psicosis ordinaria, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2005.
[9] Cfr. Miller, J.-A., Piezas sueltas, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2013.
[10] Cfr. Miller, J.-A. y otros, “Embrollos del cuerpo”. ICdeBA, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 99. Se comenta el caso de una paciente que califica su misterioso dolor abdominal como: “Un dolor inexplicable, verdadero sinsentido encarnado”.
[11] Miller, J.-A., y otros. “Embrollos del cuerpo”. Op cit., p.110.
[12] Idem
[13] Idem
[14] Lacan, J., “El Seminario, Libro 23, El Sinthome”, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2006.
[15] Laurent, É., “El reverso de la biopolítica”, Editorial Grama, Buenos Aires, 2016.
Ejes
- 1
Embrollos del sujeto psicótico para hacerse un cuerpo: melancolía, esquizofrenia, paranoia, manía.
- 2
El cuerpo del niño como objeto del Otro, y los usos del cuerpo en las psicosis en la infancia.
- 3
Los acontecimientos libidinales del cuerpo durante el desencadenamiento: “fenómenos en eclipse”
- 4
Los fenómenos del cuerpo como tratamientos sinthomáticos, arreglos “permanentes”, anudamientos.
- 5
El cuerpo del sujeto psicótico en la Institución.
- 6
El cuerpo del analista y la transferencia en las psicosis.
COMISIÓN EPISTÉMICA
- Raquel Cors Ulloa (coordinadora)
- Viviana Berger
- Julieta Ravard
- Mariela Rodríguez
- José Fernando Velásquez