Argumento
Las XIII Jornadas de la NELcf proponen trabajar “Cortes e interpretaciones”, tema que está en el corazón del psicoanálisis, en su práctica clínica y en su teoría.
El discurso analítico da lugar a la interpretación sin tácticas estandarizadas, pero sí con orientaciones. La interpretación analítica es la práctica medular de la experiencia de un análisis en tanto se sostiene en la estructura del equívoco, posibilitando el surgimiento del malentendido. “Una interpretación cuyos efectos se comprenden no es una interpretación psicoanalítica. Basta haber sido analizado o ser analista para saberlo”.1
Hasta el final de su enseñanza Lacan apunta a la interpretación y a sus alcances mediante la palabra. No obstante, se topa con un límite en la interpretación donde se verifica lo real y la cuestión se desplaza del plano de la verdad al plano del goce. Se propone, bajo esta clave de lectura, problematizar el estatuto de la interpretación, tal como se pone en marcha durante un recorrido analítico frente a lo imposible de decir: el corte, la alusión, la puntuación, la citación, la resonancia y el equívoco con sus particularidades homofónicas, gramaticales o lógicas. Asimismo, reflexionar sobre la interpretación como jaculación entre lo real y lo escrito.
Se trata de una propuesta que plantea la pregunta sobre el estatuto de cortes e interpretaciones, no sin la articulación al deseo del analista y a la dimensión del tiempo lógico en la sesión. En esa vía “…lo que hemos llamado la sesión corta, que Lacan ya había evocado en el primer comienzo de su enseñanza en otro contexto, podría ser la sesión del psicoanálisis líquido, aquel que no está ordenado por las formaciones del inconsciente, sino por los acontecimientos de goce”.2
Hay un real ineludible, el goce perfora el cuerpo, lo desnaturaliza y traumatiza, se satisface e introduce un desorden en el cuerpo sexuado que queda afectado de manera permanente. Si el síntoma viene de lo real y prosigue por lo simbólico buscando sentido, es una apuesta para la interpretación el desabonar al sujeto de su pasión del significante y hacer resonar el cuerpo. Lo que resuena en el cuerpo es la producción del síntoma desde lo real y que es ineliminable.
El inconsciente testimonia de un real que le es propio, pero que es un real que se impone en la experiencia analítica. Son los dichos del analizante los que llevan a un real inherente al análisis. Es la repetición de un excedente de goce, inaccesible al lenguaje, de un goce ininteligible. El curso de la experiencia analítica muestra cómo el sujeto puede cernir ese real por una vía que no es el sentido y hacerse responsable de su goce singular.
La ultimísima enseñanza de Lacan, que toma su regla del nudo, desecha el desciframiento optando, más bien, por la vía del corte llevando a Lacan a plantear que la operación analítica debería ser elevada a “la dignidad de la cirugía”.3 Es así que, bajo estas coordenadas, también es afectado el estatuto de la interpretación y la concepción del final del análisis pues “…el psicoanálisis no es tanto la espera de la emergencia de una verdad sino la espera de una satisfacción que convenga…”.4
[1] Lacan, J., “Respuestas a estudiantes de filosofía”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 229.
2 Miller, J.-A., Todo el mundo es loco, Paidós, Buenos Aires, 2015, pp. 216-217.
3 Lacan, J., Seminario 25 “El momento de concluir”, clase del 11 de abril de 1978, inédito.
4 Miller, J.-A., op. cit., p. 249.
En la actualidad, como ha señalado J.-A. Miller,1 la valorización de la escucha se encuentra ante un impase ideológico: “la escucha empática”, la “valoración de las palabras del otro”, incluso la citación de los enunciados como estrategia de intervención apuntan al “privilegio que se le da a la escucha por encima de la interpretación”.
El sujeto contemporáneo se quisiera idéntico a lo que dice de sí a partir de lo que percibe de sí y de su mundo. Su autopercepción lo comanda al punto que es de sus afectos que pretende alcanzar sus certezas, sus sentimientos no mienten: si lo siento, es así, sin que medie la sospecha de que lo que siento es lo que interpreto que siento. Como señala Miller, cuando “identifico inconsciente e interpretación”,2 el rechazo de la interpretación implica un rechazo del inconsciente. Impedir que haya una interpretación, es impedir que haya un significante que resuene y que aparezca una significación a desplegar.
Miller termina la conferencia antes citada3 afirmando, entre otras cosas, que la prohibición de cuestionar las afirmaciones de los niños que quieren cambiar de sexo desdibuja la diferencia entre los niños y los adultos, lo que implica que “es el fundamento mismo de la democracia lo que se encuentra en cuestión”. Poco antes, había indicado otra incidencia más del rechazo a la interpretación: “es cuando el sujeto no extrae las consecuencias de lo que dice”, es decir, ausencia de la ética de las consecuencias.
Si toda interpretación, “malévola”, por cierto, viene del Otro y apunta a lo Otro, intervenir en lo dicho puede ser vivido como una ofensa. Así, el discurso woke, como nueva forma del lazo contemporáneo,4 si bien denuncia los usos patriarcales, ¿no acaba sustituyéndolos por una nueva arbitrariedad? Esto permite afirmar, con Miller, que se instaura entonces un nuevo régimen de la palabra y del goce cuya matriz y el contenido que aloja se hace necesario distinguir.5 La consecuencia es que la sociedad contemporánea se aproxima a una colisión de soledades en la que el sufrimiento de cada uno es incomunicable ya que nadie podría decir nada sobre el sufrimiento del otro.6
Esta postura es paradójica para el psicoanálisis pues, si bien solo un sujeto puede saber lo que le sucede en el sentido en que solo desde sus propios dichos puede ser indicado aquello que lo causa, eso no implica que sepa lo que dice hasta que no se dirija a Otro que le permita escucharse a sí mismo y acceder a lo que efectivamente sabe y no sabe, dice y no dice, razón por la cual no hay autodidacta como no existe el autoanálisis. Nadie es transparente aun para sí mismo.
Son, todas estas, estrategias por las cuales el sujeto cree poder cerrar la brecha que le impide alcanzar su identidad en ausencia de un Otro consistente o, a la inversa, consistente hasta el abuso. En suma, esta política de la identidad implica el rechazo de entrar “bajo transferencia”, una petición de silencio que se traduce en “quien calla otorga”: esa sería la caridad esperada. Si el discurso del analista puede aproximarse al del santo, como alguna vez señaló Lacan, no es porque practique la caridad sino porque “descarida”: el analista no se ofrece para resolver una carencia sino para apuntar a la causa real del goce y operar con lo imposible; entre corte e interpretación, una identidad del ser de goce puede ser indicada.
Esclarecer el lazo social orienta el abordaje de la transferencia y la dimensión de la apuesta que la interpretación pudiera efectuar en ella: “hay que tomar, uno mismo debe tomar riesgos y si no toma riesgos no va a producir olas”.7 En este sentido, ¿cuáles serían los riesgos que la Escuela puede y quiere tomar para producir olas en este discurso epocal?
[1] Miller, J.-A., “La escucha con y sin interpretación”, Lacan Web Télévision, [en línea], https://www.youtube.com/watch?v=F56PprU6Jmk
2 Ibíd.
3 Miller, J.-A., “La escucha…”, op. cit.
4 Berkane-Goumet, S., “Le discours woke, un nouveau rapport ?” PIPOL 11, [en línea], https://www.pipol11.eu/2023/02/02/le-discours-woke-un-nouveau-rapport-sylvie-berkane-goumet/#_edn2
5 Cf. Ibíd.
6 Cf. Guéhenno, J.-M., “De la globalisation à l’émiettement du monde”, Lacan Web Télévision, [en línea], https://www.youtube.com/watch?v=ZniDJfYBJ1k
7 Miller, J.-A., “Presentación de Polémica política”, ELPTV, [en línea], https://www.youtube.com/watch?v=vGfsFPRySnk
La Escuela de Lacan introdujo una discontinuidad. El corte producido por su acto de fundación sobre el movimiento psicoanalítico fundado por Freud tuvo valor de interpretación, introduciendo un antes y un después: nunca más el psicoanálisis será el mismo ni su campo será hegemónico.
Lacan interpreta la deriva tomada por los posfreudianos y su llamado al retorno a Freud da cuenta del punto de quiebre de la aspiración progresista que animaba al movimiento. Progreso que, sin Freud y sus principios, desorientó los fundamentos propios del acto analítico. La orientación de Lacan consistió en poner sobre la mesa la inapelable responsabilidad del analista. “Que la responsabilidad de cada uno de ellos sea inapelable quiere decir que no le permite a nadie negarse a dar sus pruebas”.1 Si dirigimos el vórtice hacia la intensión, hacer efectiva la Escuela del pase apunta a que un sujeto pueda, si lo pide, ofrecer su caso y sus razones para “enriquecer con una contribución particular y original el dossier infinito de la pregunta ¿qué es un analista?”,2 cuestión central. Si dirigimos el vórtice hacia la extensión, se trata de una Escuela «cuyos miembros, en tanto que trabajadores decididos, sepan discutir a cielo abierto y dialogar con el público sobre lo que, de las consecuencias del descubrimiento del inconsciente, puede trasmitirse a todos”.3 Esta articulación topológica entre la intensión y la extensión sitúa a la Escuela en relación con sus nuevos partenaires: el Instituto, el Campo Freudiano.
Con Miller y su propio deseo puesto en acto, una nueva interpretación al movimiento psicoanalítico se produce y sacude el tablero. La creación de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) es la discontinuidad interpretativa que relanza un nuevo modo de concebir la reinvención del psicoanálisis. Se suma con ello la Escuela Una y otra forma topológica de lazo entre las siete Escuelas que constituyen la AMP, apostando con ello a poder calibrar la función de descompletamiento de cada una de las Escuelas, en aras de impedir cualquier deriva a la forma de asociación que extravíe lo propio de su función.
Nuestra Escuela, por su parte, ha vivido lo que nombramos “recomienzo”: un corte y una interpretación a nuestro propio devenir en el movimiento psicoanalítico del Campo Freudiano. En el marco de este recomienzo la Escuela sujeto se volvió otra para sí misma en un movimiento de rectificación subjetiva con valor de acto. Hasta el propio nombre ha cambiado llamándonos ahora, de manera formal, Nueva Escuela Lacaniana del Campo Freudiano (NELcf), notación para nada menor en consecuencias, si sabemos asumirlas a fondo.
Una Escuela, entonces, que ha decidido tomar en serio la discontinuidad introducida por el recomienzo, configuró también un nuevo mapa teniendo en el horizonte lo que hemos designado “la extensión de la intensión”, articulación fundamental para que el crecimiento lo sea en función de los fundamentos de la Escuela misma y sus lazos tanto con sus partenaires, Campo Freudiano e Instituto, como con la AMP y la Escuela Una.
La elección, decisión y consentimiento al pase así como su vitalidad en la AMP y, de manera reciente y fecundamente provocadora en la NELcf, constituyen la argamasa entre lo Uno y lo múltiple de nuestra Escuela en singular. El interés que se ha suscitado en el último tiempo sobre la función interpretativa de los AE en tanto analistas de la Escuela, tiene toda su actualidad y pertinencia en relación al tema de las Jornadas y al momento en que ellas se inscriben.
Hemos verificado que la NELcf como Escuela sujeto es una Escuela sensible a la interpretación y su discontinuidad haciendo lugar a lo nuevo, a lo desconocido. ¿Sabremos estar a la altura de alojar analíticamente lo real que fundamenta eso nuevo, para que lo nuevo no sea recubierto por el velo de lo mismo, con otras vestiduras? Estas Jornadas son una ocasión privilegiada para ponernos seriamente de frente a esta pregunta. Y una invitación a ponernos a la tarea de contrariar bien el semblante que encubre lo realmente nuevo, o el rostro superyoico de la exigencia de “lo nuevo”. Consideramos que es el apasionante trabajo de nuestra Escuela consigo misma, en su hora. Que sirvan estas líneas para alentarnos hacia ello, de cara a nuestro encuentro de noviembre.
[1] Miller, J.-A., “La paradoja del psicoanalista”, Cómo terminan los análisis, Grama, Buenos Aires, 2022, p. 96.
2 Ibíd.
3 Ibíd.
Ejes
- 1
La lógica del corte en la sesión analítica.
- 2
Variantes de la interpretación.
- 3
La práctica analítica en las instituciones.
- 4
Intervenciones en la clínica de las psicosis y el autismo.
- 5
Dificultades en el lazo transferencial: aguardar, cortar, interpretar…
- 6
Las políticas de la identidad y el discurso woke: incidencias en la subjetividad y efectos en la clínica.