Con gusto, enviamos las últimas letras, cartas dirigidas hacia las Jornadas, apuntando a los 3 últimos ejes clínicos. Tres entusiastas asociados de distintas secciones nos invitan a leer sus textos.
Eje 4: Intervenciones en la clínica de la psicosis
DOS DIMENSIONES, UNA ORIENTACIÓN
Giselle Cardozo Stabile
NELcf-Caracas
El psicoanálisis y la práctica mutan, así como lo hace la época. Miller propone en su curso Todo el mundo es loco,[1]el poder avanzar en el quehacer, apuntando a la reinvención, sin ningún fatalismo.
La manera en que nos aproximamos a la clínica del autismo y las psicosis, también responde a dicha mutación. Lo primero, ¿por qué solemos agrupar estas categorías diagnósticas, cuando en estos casos, la relación primordial con el Otro se presenta tan distinta? ¿Se trata de una dificultad para intervenir en la clínica, cuando va más allá del marco del Nombre del Padre?
El niño autista no siempre es mudo. Lacan dirá: “Que usted tenga dificultad para escucharlo (…) no impide que se trate, finalmente de personajes más bien verbosos”.[2] Existen niños que disponen de un lenguaje sin llamado, que deriva en el hecho de que el Otro no se haya constituido. Desde el psicoanálisis, las intervenciones se sitúan en el nacimiento de ese Otro, y por ende del sujeto, sin que eso implique neurotizarlo.[3]
Recuerdo a un niño en los inicios de mi práctica. La madre lo trae porque si bien lo han diagnosticado con Autismo, no comprende cómo el niño era normal, y posterior a una caída, decide no hablar más; me indica: pero sabe leer. Tomo mi teléfono, y con el traductor de Google, escribo su nombre y un saludo, para luego reproducirlo con la voz del dispositivo. A partir de eso, se sorprende, sonríe, y en las siguientes sesiones, también escribe y reproduce palabras desde allí. Tiempo después empezará a dibujar.
Distinto a pensar las psicosis, donde para intervenir si contemplamos el Cortar e Interpretar. Laurent plantea que el Inconsciente de por sí, interpreta, y que el sujeto psicótico en eso nos precede: “está dispuesto a imponer su interpretación al mundo”.[4] En relación al corte, dirá que hay que ayudar a estos sujetos a introducirlo y manejarlo, aproximándonos a la separación.
Atendí a un sujeto psicótico durante tres años, y pude valerme de la siguiente intervención cada vez que se sentía invadido por quienes lo envidiaban: Sí, ¡y ya está! Ellos que busquen que hacer, usted está en sus cosas… No deja de sorprenderme como parecía estabilizarse de inmediato.
Entonces, autismo y psicosis, dos dimensiones clínicas que vale la pena distinguir para su abordaje, aunque se trate de una sola orientación, y del consentimiento de alojar como practicantes la diferencia radical, que permite intervenir, por medio del acto analítico, dando cuenta de la relación que poseemos con nuestro propio inconsciente.
[1] Miller, J-A., (2015), Todo el mundo es loco, Buenos Aires, Paidós.
[2] Lacan, J., (1975), “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”, Ginebra, Suiza.
[3]Tendlarz y Álvarez, (2013), ¿Qué es el autismo? Infancia y psicoanálisis, Colección Diva, Buenos Aires, 2013,pp. 38-40.
[4]Laurent, É., “La interpretación ordinaria”, Revista Freudiana, Número 76, ELP-Catalunya, Barcelona, 2016.
Eje 5: Dificultades en el lazo transferencial: aguardar, cortar e interpretar…
RECORTES DE LA TRANSFERENCIA
Pablo Reyes
NELcf-Santiago
El título del eje cinco de nuestras jornadas nos orienta al corazón de nuestra práctica: la transferencia.
Partiré evocando a Freud, indicando dos rasgos en relación a la transferencia. El primero es el pasaje necesario en un análisis de la neurosis a la neurosis de transferencia para la consecución de los fines,[1] es decir, sin esta nueva enfermedad transferencial no hay cura posible. En segundo lugar, el lugar paradojal en el proceso. Ella es motor que impulsa, pero a la vez es la fuente de resistencia al tratamiento.[2] De este modo, ya en la concepción freudiana de la transferencia encontramos las dificultades, sea esta de los pasajes como de sus manejos.
Las precisiones lacanianas y contemporáneas no nos liberan de las dificultades de una clínica bajo transferencia.[3] Una mirada rápida nos llevaría a dificultades en las maniobras para su institución bajo la forma del Sujeto Supuesto Saber al inicio del análisis.[4] Luego, una vez instituida no sólo no hay garantías que se mantenga ordenada, sino que también puede tomar la forma de acting-out o pasaje al acto,[5] pasar de positiva a negativa y vice versa o incluso transformarse de manera necesaria en la modificación del sujeto en su relación con lo inconsciente y su modalidad de goce. También el analista puede quedarse atrapado en la transferencia, encarnando alguna figura del Otro, del objeto o incluso identificándose al Sujeto supuesto Saber. Ya hacia el final del trayecto, se encuentra la cuestión del duelo del analista,[6] la liquidación de la transferencia y el pasaje del inconsciente transferencial al inconsciente real.[7]
¿Cómo maniobrar en cada momento del análisis con estas dificultades? La serie propuesta aguardar, interpretar, cortar… nos recuerda la estrecha relación entre la paciencia, la construcción y el corte en el acto analítico que permite la modificación y liquidación de la transferencia. Pero más particularmente, los puntos suspensivos nos indican la apertura y diversidad de formas que éste puede asumir en el abordaje de las dificultades de la transferencia.
[1]Freud, S., “Recordar, repetir y reelaborar”, Obras completas, vol. XII, 1914, Amorrortu,Buenos Aires, 1991, p. 156.
[2]Freud, S., “Sobre la dinámica de la transferencia”, Obras completas, vol. XII, 1912, Amorrortu, Buenos Aires,1991,pp.98-99.
[3]Miller, J.-A., “C.S.T.”, Clínica bajo transferencia, Manantial, Buenos Aires, 1985, p. 5.
[4] Lacan, J., “La proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 266-267.
[5]Lacan, J., El Seminario, Libro 10, La angustia, Paidós,Buenos Aires, 2006, pp. 127-sq.
[6] Lacan, J., “El atolondradicho”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 511.
[7]Miller, J.-A., “Le réelauXXI siècle. Présentation du thème du IXCongrès de l’AMP”, La Causedudésir, nº 82, Navarin, Paris, octubre, 2012, p. 94.
Eje 6: Las políticas de la identidad y el discurso woke: incidencias en la subjetividad y efectos en la clínica
UN DESPERTAR, PARA SEGUIR DURMIENDO
Adriana Pérez Fournier
NELcf-Guayaquil
Un real para el siglo XXI, fue el título del Congreso de la AMP 2014, pasados ya casi 10 años, sumergidos en los tiempos que corren y a una velocidad vertiginosa, el malestar de la civilización actual ha ido arrojando sujetos en los que bajo la forma de la transgresión, como lo señala Lacan “no se transgrede nada, escabullirse no es transgredir”,[1] ponen entre paréntesis el inconsciente. Juegan lo individual frente a lo colectivo en movimientos sociales en los que convergen grupos tales como feministas, LGTB, y otros dando cuenta de una pluralización de las identidades amparados en reivindicaciones de derechos, denuncias, y devienen en políticas de identidad, discurso woke.
La ideología woke es de larga data, y se traduce en un despertar, estar alerta en una política de exclusión a los que no acuerden con sus consignas, borrando las diferencias, promoviendo la cultura de la cancelación. Sujetos que se perciben conforme sus sentimientos sin cuestionamientos, una autopercepción en una identidad sin fracturas, y sin mediación del Otro, no hay lugar para la interpretación.
Lacan plantea que es más loco creerse idéntico a sí mismo, que creerse otro que lo que se es. Al dejar al Otro fuera de juego se puede caer en un delirio de identidad, como si pudiera construirse una identidad que no pase necesariamente por el Otro, es a través de la mediación del Otro como el yo puede alcanzar su identificación,
Lacan en el Seminario R.S.I. indica “Lo que yo deseo es ¿qué? La identificación al grupo, porque es seguro que los seres humanos se identifican a un grupo, cuando no se identifican a un grupo, están fallados, están para encerrar. El punto de partida de todo nudo social se constituye, por la no relación sexual como agujero, no de dos, al menos 3”.[2]
En la era del Otro que no existe, se observan las comunidades de goce, sujetos solitarios, confusos, y tal vez encuentran en ello una identidad. En tanto para el psicoanálisis el goce es singular, algo para estos sujetos puede dar lugar a despertar frente a un real insoportable y sea la ocasión para acudir a un psicoanalista.
Cito a Lacan en su advertencia “Mejor que renuncie a la práctica analítica quien no pueda unir su horizonte a la subjetividad de la época”.[3] Esto abre preguntas ¿Qué significa para un analista unirse a la subjetividad de la época? Miller en el comentario de su Polémica política precisa “Podemos decir que existe una subjetividad de la época porque la subjetividad es transindividual. El sujeto no se confunde con el individuo”. El psicoanalista no puede analizar sujetos sin tener en cuenta la subjetividad de la época, ya que el que consulta “no por ser un hablante singular deja de ser transindividual”.[4]
Esto permite entender por qué el discurso analítico puede interpretar su época ‒porque esta es una subjetividad transindividual‒ y al decir de Miller ser dócil, a la época.
Lo real despierta al sujeto, “despertar del sueño, si cada mañana, pero sólo para seguir soñando en los brazos de la realidad”.[5]
[1] Briole, G., Lo real puesto al día, en el siglo XXI, Arriesgarse a lo real, Grama, Buenos Aires, 2014 p.10.
[2] Lacan, J. Seminario 22, clase 10, 15 abril 1975, inédito.
[3] Lacan, J., “Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis”, Escritos I, Siglo XXI Editores. Buenos Aires, 1988, p.309.
[4] https://zadigespana.com/2021/07/09/la-subjetividad-en-la-espiral-de-la-epoca-comentario-sobre-el-libro-de-jacques-alain-miller-polemica-politica/
[5] Bassols, M., Lo real puesto al día, en el siglo XXI, El deseo de seguir durmiendo, Grama ediciones, Bs. As. 2014 p.28