Corte(s) en la experiencia analítica

Paola Cornu

Nuestras Jornadas invitan al trabajo y a la investigación sobre Cortes e Interpretaciones en la práctica analítica, cada uno, uno por uno, vamos tomando líneas que permitan ir avanzando en ello. Es así que al recibir la invitación desde la Dirección de las Jornadas a escribir sobre “Cortes en la experiencia analítica”, es que resuena del argumento lo que se propone problematizar: por un lado, el “estatuto de la interpretación a lo largo de un recorrido analítico frente a lo imposible de decir y en ello el corte, la alusión, la puntuación, la citación, la resonancia y el equívoco con sus particularidades homofónicas, gramaticales, o lógicas. Como así reflexionar sobre la interpretación como jaculación entre lo real y lo escrito. Y, por otro, planteándose la pregunta sobre el estatuto de cortes e interpretaciones, no sin la articulación al deseo del analista y a la dimensión del tiempo lógico de la sesión…”.[1]

Cuestiones de suma importancia para un saber-leer-maniobrar orientados por un saber-operar-cortar en la práctica, a la luz de los momentos en la enseñanza de Lacan y la lectura que hace Miller desde allí, sobre la Interpretación y sus modalidades que apuntan a lo semántico y a-semántico. Pensando el lugar de la puntuación, el corte y el equívoco- equivocidad ‒entre otros‒. Este último como nuevo modo otro de interpretación, orientación en la última enseñanza, en tanto “la equivocación (Une-bevue) eso es de lo que se trata, se trata de sustituir otro sentido”,[2]  de restarlo desde la vía a-semántica. De separar el significante de la cadena, introduciendo un vacío en que deje eco. En tanto, por medio del equívoco y en la función del corte podemos pensar permitiría hacer escuchar el significante que resuena. Es así como me detendré a ubicar sobre Corte(s) en la experiencia analítica, situando algunas cuestiones de interés para abrir a pensar e investigar y al trabajo en estas Jornadas…

1.- La sesión analítica es la sesión lógica.[3]

“La sesión está organizada por el deseo del analista que corta para producir lo imprevisto”.[4] Operando a lo largo del recorrido analítico, no sin servirse del sentido-desciframiento de la cifra: vía semántica, pero para prescindir, cernir y ceñir el sentido, por la “vía a-semántica que consiste en retener S2” [5] y no sumarlo.

De esta manera, respecto al sumar y restar sentido, o dicho de otro modo, servirse para prescindir de él, es que tomo lo que plantea É. Laurent, refiriéndose al sueño, pero para articularlo a lo que les traigo, a partir de que “hay que servirse de él para finalmente prescindir. Primero habrá que descifrar los sueños, atravesar orgías de interpretaciones de sentido, acompañar al analizante (…) para finalmente llegar en un segundo tiempo, una vez que nos hemos servido de ello y bien servido a un punto fuera de sentido”.[6]  Cuestión para pensar en los cortes e interpretaciones de y en cada sesión a la luz de lo que permita finalmente cernir sentido y operar con… en tanto la función del corte en la interpretación posibilite restar y reducir goce-sentido.

Esto a partir de la interrupción-irrupción en la cadena asociativa con una interpretación y/o intervención en la economía subjetiva del goce y que como efecto surge la disociación del S1//S2 en el que se produzca un corte-discontinuidad de las vueltas dichas haciendo resonar un eco.

Miller,[7] señala que “lo que llamamos todavía “interpretación”, aunque la práctica analítica sea siempre más bien posinterpretativa, revela algo (…) una opacidad irreductible en la relación del sujeto con lalengua. Y es por eso que la interpretación ‒esa posinterpretación‒ no es ya, (…) puntuación (…) sino corte. (…) Con consecuencias fundamentales para la construcción misma de lo que llamamos la “sesión analítica”. Así dice que: “o bien la sesión es una unidad semántica, en la que S2 viene a hacer de puntuación a la elaboración ‒delirio al servicio del Nombre del Padre‒, muchas sesiones son así. O bien la sesión analítica es una unidad a-semántica que reconduce al sujeto a la opacidad de su goce. Ello supone que antes de ser cerrada en bucle sea cortada”.

Sin embargo, no-toda intervención del analista opera o es una interpretación, la cuestión es a verificar la eficacia de lo que allí marcó una transformación o no en el goce y qué de la función de corte en la interpretación logró percutir en el núcleo de fijación del goce en su iteración repetitiva. De esta forma, podemos pensar que “la polaridad fundamental ya no es entre el sentido y la verdad como agujero, sino entre las dos caras del goce: lo que es lugar vacío en el discurso y el agujero, pero que se impone en su plena opacidad”.[8]  Y que en la una nueva concepción de la interpretación permite “el reenvío de la palabra a la escritura, el reenvío de cada enunciado presente a su inscripción, a su enunciación por el sujeto supuesto saber”.[9]

2.- Saber-operar-corte

Así la propuesta de pensar el corte en varios ángulos, permite leer el o los cortes y su función desde la sesión como espacio-tiempo de corte en su operación lógica, a partir del corte de sesión y/o los cortes en la sesión misma al corte como función en la Interpretación y desde allí el deseo del analista, como un cirujano que sabe operar, cortar y zanjar el goce opaco fuera de sentido, para hacer ver lo imposible de decir.

Tomar la indicación de Lacan orienta y enseña al decir que “el deseo del analista es el que sabe cortar”. A partir de que “todo está en el análisis, en la eficacia de un buen corte, pero, considerando el modo en que es hecho ese corte” [10] y que más tarde en 1977, va a plantear que el analista zanja al leer y que lo que dice es corte, participando de la escritura.

Siguiendo esta línea, en “El atolondradicho”,[11] Lacan plantea que lo que la topología enseña es el lazo necesario que se establece del corte al número de vueltas requeridas para que se obtenga una modificación de la estructura o de la aesfera, único acceso concebible a lo real, y concebible de lo imposible en tanto lo demuestra. Cuestión que retoma más adelante, en 1978, al decir que “el final del análisis es cuando se ha girado dos veces en circulo, es decir, reencontrado esto de lo cual se está prisionero. Basta que se vea eso de lo que se está cautivo, y el Inconsciente es eso: es la cara real. Es la cara real de eso en lo que se está enredado”.[12] Es lo que se va leyendo a lo largo de la experiencia de un psicoanálisis: de lo escrito a la escritura, de lo que permite la operación del analista y que Lacan en este mismo seminario va a preguntarse “de qué modo debe operar el analista, respondiéndose que sería excesivo decir que el analista sabe de qué modo operar sino que lo que sería necesario es que sepa operar convenientemente”.[13] De esta forma y a partir de que “cortar apela a la dimensión de lo real y, por tanto, cortar es un acto. (…) resorte principal del psicoanálisis”,[14] es que hago la lectura de un saber-operar-corte que zanje, en el o los cortes a la buena manera, al modo del oficio de un sastre que operando a la medida de la eficacia de un cirujano apuntando a la modalidad de goce en la singularidad de cada hablaser del Uno que habita. “Porque para reducir el sentido del síntoma a la contingencia de un acontecimiento del cuerpo del sinthome, es necesario también saciar la sed de sentido”,[15] obteniendo a lo largo de la experiencia del recorrido analítico una mutación y transformación de la modalidad de goce mediante, enjambre, S1, S1, S1, de piezas sueltas no ligadas en el que de allí una escritura se extrae, que traza un litoral, borde: una letra. Separada del sentido en la que la interpretación posibilita vía del equivoco la emergencia del goce Uno en su iteración de lo que el corte como Uno en lo múltiple de los corte(s) posibilita ir leyendo.

Bien… seguimos en el trabajo e investigación de las próximas Jornadas que nos permitirán avanzar no solo sobre Corte(s) en la experiencia analítica sino sobre Interpretaciones.

Hasta Lima… ¡buen trabajo!


[1] XIII Jornadas NELcf: Cortes e interpretaciones, https://jornadasnelcf.com/xiii/argumento

[2] Lacan, J., Seminario XXIV “L´insu que sait de l´une-bévue s´aile á mourre”, clase del 14 de diciembre de 1976, inédito.

[3] Miller, J.-A., «El tiempo lógico (I)», El Psicoanálisis, Revista de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis nº 1, Barcelona, 2000, p. 17.

[4] Laurent, É., “La interpretación acontecimiento”, Revista Virtualia nº 37, 2019, https://www.revistavirtualia.com/ediciones/37

[5] Miller, J.-A., “La interpretación al revés”, Entonces: «Sssh…», Eolia, Barcelona, Buenos Aires, 1996, p. 11.

[6] Laurent, É., “El despertar del sueño o el esp de un sue“, Texto de orientación Congreso AMP 2020: “El sueño. Su interpretación y su uso en la cura lacaniana”, https://www.congresoamp2020.com/es/articulos.php?sec=el-tema&sub=textos-de-orientacion&file=el-tema/textos-de-orientacion/19-09-11_el-despertar-del-sueno-o-el-esp-de-un-sue.html

[7] Miller, J.-A., “La interpretación al revés”, Entonces: «Sssh…», op. cit., pp.11-13.

[8] Laurent, É., “La interpretación: de la verdad al acontecimiento”, El Psicoanálisis Revista de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis nº 35, febrero 2020, https://elpsicoanalisis.elp.org.es/numero-35/la-interpretacion-de-la-verdad-al-acontecimiento/

[9] Miller, J.-A., La erótica del tiempo, Tres Haches, Buenos Aires, 2001, p. 38.

[10] Lacan, J., Seminario XII “Problemas cruciales del psicoanálisis”, lección del 3 de febrero de 1965, inédito.

[11] Cf. Lacan, J., “El atolondradicho”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012.

[12] Lacan. J., Seminario XXV “Momento de concluir”, clase del 10 de enero de 1978, inédito.

[13] Ibid., clase 15 de noviembre de 1977.

[14] Brousse, M.-H., “Interpretar, cortar, puntuar, cortar”, 19 de junio de 2023, https://journees.causefreudienne.org/interpreter-scander-ponctuer-couper/

[15] Aflalo, A., “El deber de interpretar, seis observaciones”, 6 de junio de 2023, https://journees.causefreudienne.org/le-devoir-dinterpreter-six-remarques/